La Olímpica Valverdeña cumple con lo esperado y se impone al Almonte en el derbi onubense con más problemas de los pensados. Durante una hora, el conjunto rojillo pudo mantener su portería imbatida, pero una genialidad de Castilla acabó con el entramado defensivo almonteño, y permite a los suyos seguir soñando con el ascenso a una semana de visitar Arcos.
Antes, los valverdeños coleccionaron hasta ochos claras ocasiones de gol. Y eso que el Javier López se exponía como una manta de agua impracticable. Nunca antes, el cielo de Valverde había visto tan de cerca un derbi. Los dos equipos, ante la imposibilidad real de controlar el balón, decidieron manejar el encuentro con balones en largo y directos. Todo lo que fuese por el piso era sinónimo de peligro en la zona defensiva, aunque en ocasiones echaba una mano en defensa -capítulo especial merece Fajardo, que encontró en los charcos un muro en su conexión con Maestre-.
En lo puramente futbolístico, el Almonte, que no se juega nada en esta liga, aún jugó menos en Valverde. Unos primeros minutos de intensidad y el resto, agazapado atrás, repeliendo los ataques desarbolados de la Olímpica para salir con contraataques de pizarra, que se quedaron en la carpeta de Ducoy.
Nada más se esperaba del Almonte. Sólo un disparo entre los tres palos en todo el encuentro (por parte de Alberto desde fuera del área, que detiene sin problemas Fermín), se colaba entre el vendaval valverdeño. Una tormenta de oportunidades sin un juego fluido.
Pero ni el disparo de Fajardo en el minuto 14 tras revolverse dentro del área, ni el palo del '10' blanquiverde en el 27', ni los remates de cabeza de Víctor y Cristian que se marchan ligeramente desviados, ni la falta, de nuevo de Fajardo, que pega en el larguero, y tampoco un testarazo de Carlos que repele José Carlos e introduce en su portería un defensor rojillo -el árbitro pitó fuera de juego-,fueron suficientes para desarticular un muro almonteño cada vez más majestuoso, cada vez más hiriente.
El trámite se le atragantaba a los valverdeños. Virtualmente, los tres puntos con el ascenso se ampliaban a cinco.
Al comienzo de la segunda mitad, la dupla Maestre-Fajardo marraba dos nuevas y más diáfanas oportunidades. Pero Palma tenía un plan: David Pereira. El extremo abrió otro frente de ataque. Ya no sólo la Olímpica ametrallaba por la izquierda, ahora también por la derecha. Sin embargo, fue otro plan, el 'C', el que terminó por salvarle los muebles.
A la hora de juego, 'C'astilla aprovechaba la salida en falso del porteo para culminar una vaselina perfecta que empuja Fajardo sobre la línea. Tan sólo cinco minutos más tarde, 'C'arlos Maestre convierte en gol un pase de la muerte de Pereira. Todo está sentenciado.
La mente viaja por momentos a Arcos. El partido más importante del año para los locales desencadena el carrusel de cambios. El partido desciende en emoción e intensidad, se equipara el dominio, pero no llegan las ocasiones. Una falta cerca de la escuadra de Raúl Molina y una nueva vaselina de Maestre que despeja José Carlos ponen fin al trámite
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